viernes, 31 de marzo de 2017

340. Una conversación interesante

Hace un par de días mantuve una breve pero muy significativa conversación con mi gran amigo Jorge Oscar Ratto y quisiera comentar con mis lectores un resumen de la misma. Ocurre que a mí me interesa conocer qué piensan diferentes personas sobre el futuro del mundo dentro de un plazo medio: ni dentro de un par de años ni en el próximo siglo, sino después de algunas pocas décadas.

Planteado ese interrogante, y en el marco de un cambio un tanto informal de ideas, ambos coincidimos en que, con gran probabilidad, nos espera un futuro muy favorable para la humanidad. Resumiendo un poco la fundamentación que presentamos, les puedo contar que Jorge marcó la importancia de dos avances tecnológicos que están en camino: la fusión nuclear (energía abundante y prácticamente gratis) y la computación cuántica (resolución extremadamente veloz de problemas muy complejos). Yo coincidí en que desde hace bastante tiempo la proximidad temporal de la fusión nuclear me hacía sentir muy optimista (además trabajé en el tema durante una década); agregué que no se me había ocurrido antes tener en cuenta, pero ahora reconozco la importancia de la computación cuántica y, por último, comenté una extraña idea (medio filosófica) que me persigue desde hace un tiempo y que les cuento en el siguiente párrafo.

Entiendo que todos recuerdan lo que significa "tautología", aquellas frases en las que algún concepto se reitera de modo que, como sentencia lógica, nunca puede ser falsa, por ejemplo: "la mayor parte de los compradores eligen las filas más largas en el supermercado". Bueno, a mí me persigue la tautología "algún día la gente descubrirá que apuntar a conseguir el bien común es algo que le conviene a todos". Se me ocurre que algo evidentemente conveniente para todos es algo que tiene grandes probabilidades de volverse real; pero, además, en la actualidad tenemos un detalle que nos diferencia de la humanidad que poblaba nuestro planeta antes de 1990: la comunicación es ahora universal e instantánea (yo escribo en el blog y me pueden leer en Singapur en el minuto siguiente...).

Confío en que, a corto plazo, las buenas ideas se "viralicen", como se suele decir.

Me gustaría saber qué opinan mis lectores sobre estos temas, así que son muy bienvenidos los comentarios. Por supuesto, también será muy bienvenida cualquier ampliación o corrección de Jorge a lo aquí escrito.

Muchas gracias Jorge por permitirme transcribir la conversación.

Un abrazo para todos desde Buenos Aires.

13 comentarios:

Marcelo Bentancor dijo...

Hola Roberto! Te quería comentar que para mi estos temas son increíbles.
La computación cuántica me resulta increíble del todo " el entrelazamiento cuántico de cubits" me supera completamente.
Los reactores de fusión también son muy complicados.... campos magnéticos que hacen chocar partículas y después poder extraer la energía todo un reto.
Por lo que decís en el articulo trabajaste en el tema de la fusión, seria bueno que nos comentaras algo al respecto. Un abrazo.

Roberto dijo...

Marcelo, también me gustaría conocer tu opinión sobre esta entrada, en especial qué te parece lo propuesto en el tercer párrafo.

Sobre la fusión nuclear, en algún momento voy a contar lo que hice en ese tema.

Un abrazo desde Buenos Aires.

Marcelo Bentancor dijo...

Roberto , lo del bien común creo que tiene la contra de las multinacionales o del poder económico, millonarios etc. Por ejemplo en el caso de la fusión tendría la contra de las petroleras y otros sectores energéticos. También estas empresas creo que compran patentes y derechos de inventos que los pueden superar o perjudicar y los usan a su conveniencia. Imagínate un científico descubre algo le pagan una fuerte suma y listo o sino lo mandan matar ( Estaré mirando mucha tele... jaja).
Por el otro lado los seres humanos tenemos lo que se llama dependencia y autodestrucción,un
ejemplo serian las adicciones , la dependencia del dinero que todos tenemos o el miedo al cambio.

Roberto dijo...

Marcelo, se me ocurre una crítica a tu comentario que es la siguiente: pensemos que vos o yo fuéramos millonarios (je je, ojalá...) y nos dirigiéramos a pasar las vacaciones en un país relativamente pobre pero que tuviera un gran atractivo turístico (no quiero aquí hacer nombres, pero te lo puedes imaginar...); tal vez eligiéramos un hotel muy caro de una cadena internacional enfrente de una playa muy agradable. Hasta ahí todo muy bien. Pero durante el viaje en primera clase podríamos llegar a pensar en quiénes serían los empleados que harían las tareas básicas: hacerte la camita, lavar los platos, ayudar en la cocina, etc. Podría ocurrir que algunas de esas personas, muy respetables por cierto, vivieran en una casita muy pobre o en una villa de emergencia (como ocurre aquí...) y tal vez no tuvieran o no pudieran tener estándares de higiene elemental apropiados para su trabajo. Entonces, ¿no pensarías que sería mejor que la mayor parte de la gente en el mundo tuviera un mejor nivel de vida al mismo tiempo que nosotros no tuviéramos tantos millones...?

Insisto: apuntar al bien común es algo que descubriremos pronto que le conviene a todos.

Por favor disculpame la crítica.

Un abrazo desde Buenos Aires.

Unknown dijo...

Hola Roberto,

Releí tu comentario de marzo de 2017 y aprovechando tu texto te escribo algunas ideas, pero con la intención de que contradigan un poco tus puntos de vista. Estar de acuerdo en todo sería muy aburrido, ¿no?

Ojo que sobre algunas de las cosas que digo ni yo mismo estoy del todo de acuerdo.

Sigue tu texto entre comillas.

"... algún día la gente descubrirá que apuntar a conseguir el bien común es algo que le conviene a todos. Se me ocurre que algo evidentemente conveniente para todos es algo que tiene grandes probabilidades de volverse real; pero, además, en la actualidad tenemos un detalle que nos diferencia de la humanidad que poblaba nuestro planeta antes de 1990: la comunicación es ahora universal e instantánea (yo escribo en el blog y me pueden leer en Singapur en el minuto siguiente...)."

Es posible que algún día se descubra (¿o redescubra?) tal conveniencia, pero tengo mis dudas de que eso signifique necesariamente que se convierta en algo real. La paz, p. ej., es algo conveniente para todos, pero sin embargo siempre ha habido guerras. La educación es otro ejemplo, pero siempre ha habido quienes la entorpecieron para conservar el poder, desde los sacerdotes hasta los políticos.

Una tendencia no es un pronóstico: no garantiza que se alcance la meta. Pueden imaginarse infinidad de situaciones que serían convenientes para todos si se dieran en la realidad, pero sin embargo no ocurren. Tampoco han ocurrido en forma inexorable, a pesar de haber sido imaginadas probablemente desde la Antigüedad. Y si alguna vez hubieran ocurrido, no puede dejar de observarse que el mundo es un sistema en estado dinámico en el que muchas cosas pueden cambiar.

Lo efímero ha mostrado ser lo único permanente. Me cuesta creer en un estado estable e ideal. Siempre han aparecido perturbaciones más o menos significativas. Por otra parte, aun suponiendo que pudiera llegarse a un equilibrio estable, un bienestar generalizado y permanente, puedo imaginarme la acción de algún grupúsculo aburrido de ese statu quo y que buscaría cómo perturbarlo. Más aún: si no fuera suficiente con esperar cierto lapso para la aparición de algún disconforme, pues entonces habría que esperar un poco más. Al menos ésa me parece que ha venido siendo la experiencia humana hasta ahora, sin importar mucho la velocidad y universalidad de las comunicaciones. Fuimos los mismos antes y después de la imprenta, los mismos antes y después de Internet, y sólo se acortaron los tiempos y las distancias geográficas que nos separan. Pero realmente, ¿llegamos a entendernos mejor? ¿O sólo mejoramos nuestra capacidad de compartir información digitalizable?

Un abrazo,

Ricardo

Concupriscillo Klopstock dijo...

Dilectísimo Roberto:
He leído tu posteo, de un admirable optimismo respecto a nuestro futuro. En principio, me inquietan dos cosas.
-Mejor si, pero no tanto: Por una parte, el nivel de entusiasmo, que tengo para mí como algo que debiera ser mucho más modesto (dicho de otro modo, creo en un progresivo desarrollo de la civilización, pero mucho menos pronunciado)
-Predicciones a corto vs largo plazo: veo que pronosticás sobre el mediano plazo, y allí te dejo. Sucede que, según entiendo, la humanidad avanza con retrocesos y saltos, meandros y giros recurvos, no de un modo lineal iluminista-style. Así las cosas, juzgo imposible la predicción en el corto y mediano plazo. Estoy seguro de que estaremos mejor en el largo plazo, e.g. en el año 3000, pero nada puedo decir del 2200.

Sin embargo, mucho más sugerente me parece tu idea acerca de que en algún futuro la gente descubrirá que el bien común es conveniente para todos, y entraremos así en una sociedad sustantivamente mejor. Me aparecen estas ideas colisionando:
- Saber no es querer ni poder: El saber o conocer no dispara automáticamente acciones virtuosas (y mucho menos en forma colectiva) Hay allí una identificación que no comparto entre el orden cognoscitivo y el ético que me hizo recordar el intelectualismo de Sócrates: no soy culpable de hacer mal alguno, ya que con eso perjudicaría a otros y a la sociedad en la que vivo, resultando en un perjuicio también para mí. Si algún daño he hecho, sólo puede ser por ignorancia, ya que nadie busca su propio mal. No me castiguen, ilústrenme. Esto es falaz, ya que sabemos que, a menudo, elegimos hacer cosas malas a sabiendas de su inmoralidad o inconveniencia.
- Pienso que todos saben las bondades del bien común, y que ese no es el problema. Todas las personas deciden buscando un bien y nadie hace el mal o busca el mal per se. Sin embargo, el resultado de acciones que persiguen bienes individuales pueden dar -y de hecho así se demuestra- subóptimos paretianos. Esto se produce a sabiendas de que mi elección individual percude el bien común (ej. ocupación o descuido del espacio público)Teoría de Juegos estudia muchos casos que ilustran esto, siendo de ellos el más popular el del Dilema del Prisionero. En estas situaciones, las mejores elecciones racionales autointeresadas dan como resultado malas elecciones globales. Recuerdo que Carlos Nino trabaja esta cuestión en el plano social, y demuestra que esta ineficiencia nada tiene que ver con un problema de comunicación o coordinación (esto a propósito de tu comentario entusiasta en esta línea) Ejemplo vernáculo y actual: la inflación o la suba del dólar. Todos sabemos que es mejor no comprar masivamente dólares o acopiar compras para protegernos de subas futuras porque desatamos -profecía autocumplida- aumentos de precio. Todos lo sabemos y, sin embargo, no actuamos en consecuencia. El intríngulis, según creo, no es que los bienes comunes no se reconozcan, sino que son difusos (medioambiente), a largo plazo (políticas de desarrollo) o implican costos individuales que la gente no quiere asumir.
Perdón por lo extenso y desordenado, pero tu planteo me hizo pensar estas cosillas, que te comparto.

Puravida dijo...

Hola Roberto!

Aquí aterrizo un momento (¡desde el pasado!) a saludarte y comentar tu entrada, como en los buenos viejos tiempos.

No me atrevo a realizar una predicción demasiado seria sobre el futuro a medio plazo, a la vista de lo equivocado que estaba hace unas décadas cuando pensaba sobre el futuro que ahora se ha convertido en el rabioso presente. Creía que la historia evolucionaría hacia la apertura de las sociedades, la creación de espacios políticos comunes, etc... ¡y mira la situación en la que nos encontramos! Nacionalismo y más nacionalismo por todas partes. De modo que si tuviera que hacer ahora una predicción histórica, apostaría por lo que sigue siempre al nacionalismo: la guerra. Pero como a buen seguro estaré equivocado, me quedo tranquilo :)

En cuanto al debate que propones sobre el bien común.. Dices que "apuntar a conseguir el bien común es algo que le conviene a todos", pero creo que esa afirmación, siendo cierta como planteamiento general a un nivel social, no lo es cuando desciendes a un nivel individual. Porque lo que verdaderamente le conviene a un individuo concreto y determinado es aprovecharse en todo lo posible de los beneficios que le depare la existencia de ese bien común, pero sin realizar ninguna contribución (en forma de gasto, esfuerzo, lo que sea) al mismo. Por el deseo de maximización de los beneficios o de la energia que mueve la conducta de todos los seres vivos.
Lo que una sociedad considera como "bien común" es lo que normalmente el poder político tranforma en "Ley", y lo hace con el único fin de poder imponer por la fuerza a los individuos una actuación acorde con la consecución de ese bien común. La cuestión es si podrías conseguir el cumplimiento completo de las leyes no mediante el castigo o la amenaza de sanción, sino mediante el puro y simple autoconvencimiento de los ciudadanos conseguido a través de la educación. Sería bastante deseable, pero no sé si es una "expectativa razonable" (idea ésta de la razonabilidad de las expectativas que aprendí hace tiempo en este blog y me sirve desde entonces).

Un fuerte abrazo




Roberto dijo...

Quisiera responder a mis queridos amigos que han publicado los dos comentarios más recientes.
Me da la impresión que en ambos encuentro aproximadamente la misma idea: como en nuestro planeta las cosas siempre han ocurrido siguiendo ciertas reglas o secuencias aparentemente necesarias o tal vez obligatorias, por qué deberíamos suponer que un cambio radical del enfoque de la gente sobre la realidad estuviera por ocurrir. Es a esa idea que me anticipo en el párrafo que publiqué. Reescribo textualmente: "En la actualidad tenemos un detalle que nos diferencia de la humanidad que poblaba nuestro planeta antes de 1990: la comunicación es ahora universal e instantánea". Con esto quiero sugerir que la evolución de alguna idea que antes era lenta y meditada (sean por ejemplo los tratados de filosofía que grandes pensadores han escrito al correr de los siglos) ahora bien podría esa evolución cambiar de ritmo ya que el intercambio de ideas entre las personas interesadas en un cierto tema sería casi instantáneo. O, por poner un paralelo, el gobierno de las colonias americanas desde España en 1700 no tenía la misma inmediatez que el flujo de las órdenes del poder ejecutivo estadounidense a sus bases militares distribuidas por el mundo en épocas recientes. ¡Meses contra segundos...! Aquí, cambiando brevemente de tema, me permito proponer que vean la película "Trece días".
Volviendo a nuestra conversación, quiero hacer notar un detalle de lo que comenté más arriba: en la expresión "meses contra segundos" estoy proponiendo comparar intervalos diferentes por factores de ¡millones...! Un solo mes tiene millones de segundos.
Entonces, ¿no podría ocurrir que un cambio cuantitativamente gigantesco en las posibilidades de intercambio de ideas llevara a un cambio cualitativamente trascendente en los resultados de esos intercambios...?
Les dejo esa inquietud.
Un abrazo y hasta la próxima reunión virtual.

Roberto dijo...

Ahora que lo vuelvo a leer con cierto cuidado, observo que lo que acabo de escribir puede ser la respuesta a un comentario, del 17 de mayo de 2018, de mi querido amigo Ricardo Lembo a quien también envío un abrazo.

Eduardo Fracassi dijo...

Hola Roberto, muchas gracias por la invitacion!!!!

Cuando hablas de bien comun, pense en la economia, pasamos hace varios milenios de no tener practicamente nada a hoy tener tecnologias de punta gracias al proceso de construccion del "bien comun".

Otro aspecto a tener en cuenta es el horizonte temporal de los distintos agentes economicos. Por ejemplo un pais puede pensar en terminos de lis proximos 30 añis al construir yna represa como Yacireta, sin embargo algunos miden la realidad en dias o semanas.

El dilema del prisionero esta en la base de las decisiones economicas con lo cual se pueden generar comportamientos caoticos y/o los famosos "ciclos economicos", con lo cual la convergencia hacia el "bien comun" en el corto plazo puede generar cambios bruscos totalmente inesperados. A veces las civlizaciones humanas colapsan, como sucedio con los Mayas, Aztecas, el Imperio Romano, Bizantino, la URSS o el imperio Ottomano y/o Britanico.

Roberto dijo...

Eduardo, muy interesante tu comentario y también muy complejo. Me parece que voy a pensar un buen rato antes de responderte. Por otra parte, ¡Bienvenido al blog! Espero tus comentarios sobre los temas que te interesen. Aun si comentás párrafos muy antiguos me llega un mail avisando.
¡Hasta mañana!

A. Canalis dijo...

Te debía un comentario en esta entrada de hace un año, así que tuve algo de tiempo para pensar jejé

La diferencia en el progreso de antes y el de ahora es que, como bien decís, con la tecnología se puede enviar y recibir información al instante, lo que agiliza la comunicación. Pero otro aspecto de la tecnología es que se usa como plataforma de debate. Mis conocidos comparten posteos acerca de sus posturas acerca de la contaminación, violencia a la mujer, argumentos a favor/en contra del aborto, etc. y eso habla de una participación política, acaso involuntaria, muy activa en una sociedad. Hoy el internet es el ágora.

Por otro lado las redes sociales también favorecen la aparición de “lo viral”, es decir, fenómenos colectivos. Hay veces son videos graciosos que no sirven para nada, pero no siempre es el caso. Te puedo mencionar como ejemplo un video de una pobre tortuga a la cual le sacan un sorbete de la nariz. Ese video tuvo, ¡30 millones de visitas! Para poner en perspectiva una iniciativa popular en Argentina necesita 500 mil firmas. A raíz del video apareció en Twitter el hashtag #stopsucking, también viral, y como consecuencia este año Mc Donalds reemplazó los sorbetes originales por unos de papel… con resultados pésimos. Hay otras causas virales de éste estilo que se podrían mencionar, y el futuro nos dirá cuán ambiciosa va a ser la próxima.

Para hacer una predicción concreta, creo que el ciudadano del futuro cercano va a estar mucho más preocupado por la sustentabilidad que sus padres, y que va a cambiar sus hábitos de consumo. Esto va a arrastrar a las empresas a cambiar sus modelos de producción. Este estilo de progreso es muy fácil comparado con la sanción de una ley teniendo en cuenta el respeto usual que se le tiene en Argentina. Ahí tengo tengo mi esperanza puesta.

Resalta en tu texto el concepto de altruísmo, y es bueno que haya surgido en los comentarios la Teoría de Juegos. Toco de oído nada más. El egoísmo es algo central para esa teoría: indica que que los jugadores eligen estrategias para maximizar su beneficio, y se alcanza un equilibrio cuando a ningún jugador le conviene cambiar su estrategia. El estado ideal del que estamos hablando se podría llegar sin necesidad de cooperación, balanceando el juego de tal forma que el equilibrio se desplace paulatinamente a otro mejor para todos (te debo la definición de ‘mejor para todos’). Y eso funcionaría teniendo en cuenta que hay intereses totalmente contrapuestos. Sólo hace falta cambiar las reglas de juego.

Un gran abrazo,

Agustín

Puravida dijo...

Hola de nuevo Roberto!

Contesto a tu pregunta "¿no podría ocurrir que un cambio cuantitativamente gigantesco en las posibilidades de intercambio de ideas llevara a un cambio cualitativamente trascendente en los resultados de esos intercambios...?"

En mi opinión, la respuesta a esa pregunta es que sí. De hecho, pienso que ese cambio que indicas se considerará dentro de un tiempo como el hito que da comienzo a una nueva Era Histórica. Evidentemente, no soy capaz de imaginar cómo se desarrollará y cómo terminará esta nueva Era, ni los cambios que nos traerá. Pero en el límite temporal que marcabas en tu entrada, sigo pensando lo que decía en mi comentario anterior (¡aunque haya pasado un año entero!). Se ha producido una alteración brutal en la comunicación humana cuyas consecuencias inmediatas a nivel individual vemos y apreciamos, pero que tiene consecuencias menos aparentes pero más significativas en el pensamiento y el comportamiento de los grupos sociales. Pero es más una intuición que tengo que una idea elaborada, son tiempos confusos y yo también estoy confudido :)

Un fuerte abrazo